domingo, 28 de septiembre de 2014

Nueva Phalaenopsis! (Y un brochure informativo sobre el cuidado de otros géneros)


Así es. Sin más preámbulos, mi nueva orquídea:



Pronto estaré publicando más datos sobre el cuidado de las Phalaenopsis. También llega una nota sobre cómo realizar el cambio de sustrato y traslado de maceta de una orquídea (hoy le tocó a Isadora). Por ahora los dejo con un brochure realizado por Orquidaria sobre el cuidado de nueve géneros distintos de orquídeas (pensado particularmente para cultivadores de la ciudad de Lima, sin embargo, puede ser también útil para quienes no viven en ella).




miércoles, 17 de septiembre de 2014

La maldita primavera (Cómo tratar una plaga de caracoles en tu orquídea)

Como mencioné en el post anterior, la primavera solo parecía auguriar bondades para Isadora. Varias hojas nuevas empezaron a crecer en ella y sus tallos, cada vez más largos, parecían pronosticar un no muy lejano período de florecimiento.

Hasta que llegaron los caracoles. 

No tengo idea de dónde salieron, pero ahí estaban, arruinándolo todo. Las nuevas hojas de mi querida Masdevallia Amabilis de pronto amanecían hechas trizas, y no fue sino hasta la segunda vez que vi a uno merodeando por la maceta que se me ocurrió que ellos podían ser los causantes de los destrozos -antes había visto unito y simplemente me había parecido lindo, jeje. 

De hecho, los caracoles son una de las plagas más comunes en orquídeas, así como una de las más difíciles de eliminar una vez avanzada -no hay que perder de vista que los caracoles, al ser hermafroditas, se reproducen muy rápido, y a veces es muy difícil localizarlos pues, o son muy pequeños, o se hallan aún en forma de huevos, listos para llevar a cabo un nuevo ciclo de invasión. Había que eliminarlos cuanto antes. 

Así que esta mañana me contacté con una amiga que conoce a un especialista en el cuidado de orquídeas y le pedí su número. A las pocas horas mi amiga le había contado mi caso y me escribió contándome su sugerencia: colocar trozos de pepino y/o rocoto alrededor de la orquídea, de modo que suban a comerlos. Una vez estando en la superficie de la maceta, llevar a los caracoles hacia otro lugar -muy lejano a la orquídea para que no anhelen volver. Esto debe ser llevado a cabo varias veces durante la semana, a modo de asegurar la desaparición paulatina de los caracoles. 

Y parece que funciona muy bien. Lo intenté esta tarde -a los caracoles les gusta salir a comer en la tarde noche, por lo que conviene hacerlo en tal horario- y atrapé a uno casi inmediatamente. Si bien existen otros métodos que acaban con el problema de formas más radicales, este tiene la ventaja de ser orgánico y amigable con los caracoles, además de no ser muy costoso. Ahora será cuestión de observar cómo continúa mi orquídea conforme pasen los días.