domingo, 12 de octubre de 2014

¿Cómo cuidar a tu Phalaenopsis? 5 criterios a tomar en cuenta.

Y sin que me lo imaginara, una linda Phalaenopsis blanca llegó al orquidiario desde Chanchamayo-Junín. Así que se me ocurrió que ya era el momento de hacer un post sobre el cuidado de este género. 

Si bien se suele decir acerca de las Phalaenopsis que poseen un alto sentido de adaptación y que son, por ende, las orquídeas más fáciles de cuidar, es bueno tener presente cómo hacerlo. Aquí 5 criterios a tomar en cuenta para que tu Phalaenopsis crezca sana y bella.


1. Luz. Las Phalaenopsis crecen muy bien en interiores, por lo que resulta fácil tenerlas en casa. Colocarlas en un lugar en donde reciban luz natural indirecta es óptimo para el desarrollo de este género. Sin embargo, es preciso cuidar que en ningún momento del día el sol caiga directamente sobre nuestra orquídea. Esto puede inhibir su producción de flores, así como hacer que las hojas se quemen y que planta muera.

2. Ventilación. La habitación en donde coloques a tu Phalaenopsis debe estar ventilada. Manten las ventanas abiertas, pues la exposición a corrientes medianas de viento resulta muy beneficioso para el crecimiento de este género.

3. Riego. Riega a tu orquídea con agua hervida o destilada cada 3 a 5 días (o, intuitivamente, cada vez que sientas que su sustrato ya se está secando). Recuerda hacer hoyos en la parte de abajo de su maceta de modo que el agua pueda drenar. Asimismo, cuida de que esta no se acumule en las ranuras de las hojas, para evitar la reproducción de infecciones en ellas.

4. Abono. Abonar a tu orquídea cada cierto tiempo siempre resulta una buena idea. Yo recomiendo usar el abono nutricote, una vez cada tres meses. 

5. Chequeos. No olvides de chequear el estado de las hojas y las raíces de vez en cuando. La salud de estas reflejará la salud de toda la orquídea. Es preciso prestar atención frecuente al estado de las hojas, y cortarlas si poseen puntos negros o algún otro signo de una infección -queda pendiente un post sobre cómo reconocerlas. Por otra parte, las raíces pueden ser revisadas durante un cambio de maceta, el cual conviene hacer una vez al año, cuando la orquídea no se halle en un período de florecimiento -queda pendiente otro post sobre cómo realizar uno. Llega muy pronto!

domingo, 28 de septiembre de 2014

Nueva Phalaenopsis! (Y un brochure informativo sobre el cuidado de otros géneros)


Así es. Sin más preámbulos, mi nueva orquídea:



Pronto estaré publicando más datos sobre el cuidado de las Phalaenopsis. También llega una nota sobre cómo realizar el cambio de sustrato y traslado de maceta de una orquídea (hoy le tocó a Isadora). Por ahora los dejo con un brochure realizado por Orquidaria sobre el cuidado de nueve géneros distintos de orquídeas (pensado particularmente para cultivadores de la ciudad de Lima, sin embargo, puede ser también útil para quienes no viven en ella).




miércoles, 17 de septiembre de 2014

La maldita primavera (Cómo tratar una plaga de caracoles en tu orquídea)

Como mencioné en el post anterior, la primavera solo parecía auguriar bondades para Isadora. Varias hojas nuevas empezaron a crecer en ella y sus tallos, cada vez más largos, parecían pronosticar un no muy lejano período de florecimiento.

Hasta que llegaron los caracoles. 

No tengo idea de dónde salieron, pero ahí estaban, arruinándolo todo. Las nuevas hojas de mi querida Masdevallia Amabilis de pronto amanecían hechas trizas, y no fue sino hasta la segunda vez que vi a uno merodeando por la maceta que se me ocurrió que ellos podían ser los causantes de los destrozos -antes había visto unito y simplemente me había parecido lindo, jeje. 

De hecho, los caracoles son una de las plagas más comunes en orquídeas, así como una de las más difíciles de eliminar una vez avanzada -no hay que perder de vista que los caracoles, al ser hermafroditas, se reproducen muy rápido, y a veces es muy difícil localizarlos pues, o son muy pequeños, o se hallan aún en forma de huevos, listos para llevar a cabo un nuevo ciclo de invasión. Había que eliminarlos cuanto antes. 

Así que esta mañana me contacté con una amiga que conoce a un especialista en el cuidado de orquídeas y le pedí su número. A las pocas horas mi amiga le había contado mi caso y me escribió contándome su sugerencia: colocar trozos de pepino y/o rocoto alrededor de la orquídea, de modo que suban a comerlos. Una vez estando en la superficie de la maceta, llevar a los caracoles hacia otro lugar -muy lejano a la orquídea para que no anhelen volver. Esto debe ser llevado a cabo varias veces durante la semana, a modo de asegurar la desaparición paulatina de los caracoles. 

Y parece que funciona muy bien. Lo intenté esta tarde -a los caracoles les gusta salir a comer en la tarde noche, por lo que conviene hacerlo en tal horario- y atrapé a uno casi inmediatamente. Si bien existen otros métodos que acaban con el problema de formas más radicales, este tiene la ventaja de ser orgánico y amigable con los caracoles, además de no ser muy costoso. Ahora será cuestión de observar cómo continúa mi orquídea conforme pasen los días.


domingo, 31 de agosto de 2014

Primavera Isadórica

Contra todo pronóstico y para mi grata sorpresa, Isadora, mi querida Masdevallia Amabilis, ha empezado a crecer incesantemente desde que corté la última flor de su período de florecimiento. Hay dos hojas nuevas creciendo en ella, y los tallos cada día están más largos. Parece que habrá flores antes de lo previsto. 


Futura hoja


Hoja en crecimiento


Tallos en crecimiento/ futuras flores









¿Y ahora qué? (Cómo cuidar a tu orquídea fuera de su período de florecimiento)

Que el período de florecimiento de tu orquídea haya culminado no significa que ya no necesite de tu cuidado. Aún lo hace, y de ello dependerá su futuro florecimiento. Aquí algunos tips express de qué hacer y cómo seguir cuidando a tu orquídea mientras no tiene flores.

Mi orqui-diario físico

1. Cambia de maceta (opcional)

Cambiar de maceta una vez que ha culminado su período de florecimiento es una muy buena idea, pues permite observar el estado de salud de las raíces y renovar el medio en el que tu orquídea está sembrada. Es importante que escojas el medio adecuado según las necesidades de tu orquídea*.


2. Abona (opcional)

Este paso varía de acuerdo a la especie que tengas y el abono que prefieras usar. Por ejemplo, yo utilizo el abono nutricote -y lo recomiendo-, el cual se aplica cada tres meses y por ello aún debo esperar un tiempo antes de volver a abonar a Isadora. Sin embargo, si no has abonado antes a tu orquídea, este puede ser un gran momento. 


3. Cuida la salud de las hojas

Verifica que no se presenten enfermedades u hongos en las hojas, de modo que no se expandan al resto de la orquídea. De presentarse algo así retirar o podar la zona dañada con una herramienta desinfectada. 


4. Riega

Continúa regando a tu orquídea como antes -con agua hervida, y cada 4 a 7 días dependiendo de la especie y el clima. 


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*Aquí un par de notas en torno a los diferentes medios para plantar o potting mixes: "Orchid Potting Media Reviewed", American Orchid Society: https://www.aos.org/Default.aspx?id=425. "Deciding on a Potting Mix for Orchids", For Dummies: http://www.dummies.com/how-to/content/deciding-on-a-potting-mix-for-orchids.html. Espero poder hacer una nota en español acerca de este tema pronto. 

miércoles, 13 de agosto de 2014

Fin de ciclo


Ha culminado la etapa de florecimiento de Isadora, mi querida Masdevallia Amabilis moyobambina. Ahora quedan meses de cuidado y espera a la próxima llegada de sus flores. 

Muy pronto estaré escribiendo un post acerca de cómo cuidar a tu orquídea durante este período.


martes, 12 de agosto de 2014

La vainilla es una orquídea

Así es, tal como lo leen: la vainilla es una orquídea, y como ya estarán deduciendo, la esencia de vainilla proviene de ella.  

De hecho, la vainilla es un todo género de orquídeas, con más de 100 especies distintas que crecen en las diferentes zonas tropicales del mundo, las cuales se caracterizan por ser plantas monopodiales y trepadoras. No obstante, es de la especie Vanilla Planifolia –hallada en todo el territorio tropical entre México y Paraguay- de donde se extrae la esencia de vainilla, y los orígenes de su uso como saborizante se extienden hasta el México precolombino.

Sin embargo, fueron los colonizadores españoles del siglo XVI quienes la introdujeron al viejo continente, y los primeros causantes de su actual reputación internacional. Asimismo, fueron ellos quienes le acuñaron el nombre “vainilla”,  no para nombrar a la flor sino más bien al fruto: las vainas de color negro de las cuales se extrae el saborizante –asimismo, la palabra “vaina” proviene del latín “vagina”, que significa, justamente, envoltura o cobertura.

Los dejo aquí con una breve nota acerca de la historia de la producción de la vainilla en el mundo:

La historia de la vainilla resume dramáticamente mucho de lo que ha sucedido con una serie de plantas útiles originarias de nuestro Continente. No hay una idea clara de dónde se originó esta planta que, como todos saben, es una orquídea silvestre en toda la América Tropical. Hay por ahí quienes favorecen su origen amazónico y eso les interesa a los que estudian paleobotánica. Pero lo cierto es que cuando llegaron los españoles, ya esta aromática planta estaba en todas las selvas de América y eran los mexicanos quienes habían aprendido muy tempranamente a aprovechar sus magníficas cualidades de saborizante. Sahagún (Bernardino Rivera, 1488 -1590), un conocido cronista de la Conquista de México, habla del empleo y cultivo de esta planta en el Imperio Azteca. Francisco Hernández, médico de Felipe Segundo, quien describió muchas plantas útiles de México, también prestó especial atención a la vainilla.

Desde el siglo XVI, los españoles empezaron a importar desde México este aromático producto que fue utilizado en la preparación de postres y bebidas; y hasta mediados del siglo XIX, México mantuvo el monopolio de la producción. Se dice que esto era debido a que no se había logrado el cultivo de la vainilla en ninguna otra parte del mundo, porque la polinización de las flores de esta planta se lograba solamente por la presencia de una especie muy particular de avispa o de una clase especial de colibrí. Cierto o no cierto, resulta que en los años 40 de ese siglo se inventó una forma artificial de polinización y se logró el cultivo en Java y su extensión a otras regiones del sudeste de Asia y Oceanía. De allí se extendió más tarde a Madagascar y otras regiones del África. Terminó así el monopolio mexicano.

Durante el primer cuarto de nuestro siglo (siglo XX), la producción mundial de vainilla llegaba a 600 toneladas anuales de las cuales solamente el 25% provenía de América, 40% de Asia y 35% del África. Y en pocos años más, con una producción de 900 toneladas, el África tomó la delantera con 75%, dejando a América con 15% y al Asia con 10%.

En la década de los 70, Madagascar produjo el 90% de toda la producción mundial de vainilla natural cuya demanda comenzó a disminuir, sin embargo, a partir de 1974, cuando los químicos aprendieron a sintetizar la vainilla.


De todas maneras, los que tenemos buen paladar, sabemos diferenciar la deliciosa vainilla natural de la vulgar esencia sintética.

Fernando Cabieses, “Cien Siglos de Pan”


Vanilla Planifolia; ilustración por Franz Eugen Köhler, Köhler's Medizinal-Pflanzen





viernes, 8 de agosto de 2014

Las orquídeas y los Incas: la leyenda de la princesa Waqanki


Narra una vieja leyenda, recopilada por la tradición oral quechua, la historia de Waqanki, una bella princesa Inca que se enamoró perdidamente de uno de los guerreros del imperio. Sin embargo, a pesar de su apasionado amor, el destino de Waqanki dictaba que ella debía servir plenamente al Dios Sol, y es por ello que, cuando el Inca supo de sus amores con el guerrero, lo mandó a capturar y a ejecutar.

La princesa Waqanki rogó al Inca que no ejecute a su amado, aparentemente logrando convencerlo. Sin embargo, astutamente, el Inca decidió enviar al guerrero y a una pequeña tropa a apaciguar una zona rebelde en la amazonía, pues sabía que no saldría vivo de aquella misión.

Al enterarse de esto, la princesa Waqanki corrió selva adentro a buscar a su amado. Al no encontrarlo, la princesa se internó en los bosques llorando su amor prohibido y perdido. Y dice la leyenda que donde caían sus lágrimas brotaban unas bellas flores, desde entonces conocidas como Waqanki- vocablo quechua que significa “llorarás”, y nombre para la orquídea Masdevallia veitchiana.

Se dice, así, que la orquídea Waqanki es tan mágica y hermosa, que hasta hoy en día hace llorar de amor a los guerreros y viajeros más fuertes y adiestrados.


Masdevallia vetchiana. Fuente: Damon Tighe@Flickr

jueves, 7 de agosto de 2014

Discúlpame pero te tengo que cortar


Llegará el día en que sea necesario podar una parte de tu orquídea, y seguro no querrás hacerlo. Si bien deshacernos de una parte de la planta que hemos estado cuidando por tano tiempo puede resultar doloroso, es preciso entender que esto también forma parte de su cuidado, y que es fundamental que se haga.

En este post quisiera mencionar cuáles son los tres momentos en los que se debe podar a una orquídea, así como dar algunas indicaciones sobre cómo hacerlo.

Advertencia:
Es esencial que cuando vayas a podar a tu orquídea utilices una herramienta esterilizada, pues no quieres llevar enfermedades a la planta. Aquí algunas opciones a tomar en cuenta:
1. Una tijera o cuchilla desinfectada con alcohol 
2. Una tijera o cuchilla lavada en agua caliente con detergente, y posteriormente pasada por fuego
3. Una tijera o cuchilla lavada en agua caliente con solución de fosfato trisódico

¿Cuándo podar a tu orquídea?

1. Uno de los tallos de tu orquídea ha dejado de florecer


Es decir, todas, todas, las flores del tallo se han caído, y este está empezando a ponerse de color marrón, como el tallo derecho de mi querida Masdevallia Amabilis, Isadora:


En este caso, será necesario que cortes el tallo que ha dejado de florecer, de modo que la planta deje de emplear energía en él –es un tallo que ya ha culminado con su ciclo de florecimiento- y, más bien, la utilice para el fortalecimiento de sus hojas y raíces. De esta manera, la orquídea volverá a tener un período de florecimiento bello y saludable en el futuro. 

No obstante, existen dos formas en las que puedes hacer el corte del tallo en cuestión, dependiendo de las características de tu orquídea y de lo que desees para ella:

a) Cortar el tallo debajo de la altura de las hojas. Esto permitirá que la orquídea reuna más energía en sus raíces, tallos y hojas, logrando un mejor florecimiento en el futuro. Es recomendable hacer esto con una planta joven o con una planta con raíces pequeñas o débiles, pues le permitirá fortalecerse.

b) Cortar el tallo debajo de la parte que se está poniendo marrón. Si optas por esta opción, tu orquídea podría volver a florecer pronto, sin embargo, las flores serán más pequeñas y débiles que aquellas del florecimiento anterior. Conviene optar por este procedimiento únicamente con orquídeas cuyas raíces son grandes y fuertes.

En el caso de Isadora, yo opté por la primera opción, pues además de ser una planta joven con raíces muy delicadas, quiero que guarde energía para que su próximo florecimiento sea furioso y apasionado.





2. Uno de los  tallos con capullos crecientes de tu orquídea se ha quebrado



Y yo sé, esto es profundamente doloroso, pero lo vas a tener que cortar. No hay posibilidad de que el capullo de ese tallo se desarrolle, así que lo más saludable es deshacerte de él y permitir que la energía de tu orquídea se oriente a la producción de nuevos tallos. En este escenario, puedes seguir los mismos procedimientos para podar tu orquídea que en el anterior, así que nuevamente dependerá de las características de esta y de tus deseos como cultivador.


3. Las hojas presentan hongos o infecciones

Existen múltiples tipos de hongos e infecciones que pueden afectar a nuestra orquídea, y en un post no muy lejano mostraré cuáles son los principales, así como modos de combatirlos. Sin embargo, en líneas generales, es preciso que cortes  las hojas de tu orquídea que presenten hongos o infecciones en ellas. Esto debe ser realizado apenas se divise el daño, pues mientras más tardes en hacerlo más opción tendrá la enfermedad de esparcirse por el resto de la planta. Una vez podada la orquídea, es conveniente proceder a cambiarla de maceta, para que puedas verificar el estado de las raíces, y detectar si el hongo o la infección está también afectando a estas.

Espero que la información de esta primera parte contribuya con el cuidado de tu orquídea, y si tienes alguna pregunta u observación no dudes en comentar. Por ahora, hasta el próximo post!



miércoles, 23 de julio de 2014

Breve etimología de la palabra "orquídea"

El nombre "orchid" (orquídea), que fue introducido en 1845 por el botánico británico John Lindley como un diminutivo de Orchidaceae -nombre de la familia a la que pertenecen todos los géneros de orquídeas-, proviene del griego antiguo "orchis" (ορχις), que significa testículo. Se dice que el vocablo "orchis" se encontró por primera vez en los manuscritos de la obra De causis plantarum del filósofo griego Teofrasto. 

Tal vocablo alude a la forma de los tubérculos de las especies pertenecientes al género Orchis, pues estos se asemejan a los testículos de los mamíferos, como se puede ver en esta ilustración de una Orchis Coriophora:



jueves, 17 de julio de 2014

El perfecto hábitat masdevalliano

Hace un tiempo que vengo cuidando a Isadora, una linda Masdevallia Amabilis que vino desde Moyobamba, la capital de las orquídeas en el Perú.


El género Masdevallia, que cuenta con 500 especies, se encuentra distribuido por toda la región tropical de América: desde el sur de la Florida, en Estados Unidos, hasta el sur de Brasil. Sin embargo, en tanto que las Masdevallias prefieren las selvas altas y montañosas, la mayor cantidad de ellas se concentra en las regiones ubicadas entre los 2000 y 4000 m.s.n.m. de Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú –este último, por cierto, acoge a 150 de las 500 especies identificadas.

Dadas las condiciones naturales en las que crece este género, no cabe duda que cuidar a una Masdevallia en casa es toda una hazaña. Definir cuál es el rincón más favorable para su crecimiento requiere de mucha observación y paciencia, y puede llevarnos a oscilar rápidamente de la ilusión a la desesperación. 

Cuidado masdevalliano 101

Las condiciones climáticas necesarias para el buen crecimiento de las Masdevallias son las siguientes:
  •           Temperatura fría o intermedia -no más de18°C ni menos de 12°C.
  •           Corrientes de viento medianas.
  •          Humedad y neblina.
  •          Luz solar indirecta.
Si el lugar en el que tienes a tu Masdevallia reúne  estas condiciones, lo más probable es que crezca saludable: los tallos serán erectos, las hojas lucirán de un color verde intermedio –ni muy claro o amarillento ni muy oscuro- sin presentar manchas negras, y las flores se mantendrán firmes y brillantes durante su período de florecimiento.  




Sin embargo, como mencioné antes, encontrar  un lugar en casa en el cual coincidan todos estos factores climáticos puede resultar difícil. En mi caso, Isadora tuvo que pasar por un par de sitios desafortunados antes de encontrar el rincón perfecto.

Comencé colocándola en un balcón techado en mi casa, en el cual, además, crecen otras orquídeas –no Masdevallias. Pensé que como estas se encontraban en buen estado Isadora podría crecer ahí también. Grave error. Exponer a las Masdevallias a corrientes de aire fuertes es, sin duda, una amenaza para su desarrollo. Además, el tránsito desde el clima moyobambino hacia aquel del invierno limeño se hizo aún más brusco al dejarla en la intemperie. Al cabo de unos días, una de las flores de Isadora se había marchitado y caído, y los tallos y capullos por abrirse lucían débiles. Supe, inmediatamente, que debía cambiarla de sitio, y decidí llevarla a mi cuarto y colocarla al pie de una de las ventanas, como sugerían algunos blogs sobre orquídeas.

Si bien en un inicio pensé que esta decisión sería bastante acertada, y que colocarla junto a la ventana tendría efectos parecidos a los de un invernadero, no fue así. La exposición directa a la luz hizo que las hojas y las flores comenzaran a arrugarse. Después de buscar en internet al respecto, supe que la exposición directa a la luz y al calor –aunque no lo crean, el cielo gris de Lima esconde un poderoso sol detrás de él- estaba haciendo que mi orquídea se deshidratara.

Había que encontrar un lugar húmedo  y ventilado que, sin embargo, no se hallara en exteriores. Un lugar, además, en el cual Isadora pudiera recibir sol desde la sombra. Hasta entonces, todo parecía indicar que ese lugar no existía en mi casa, y que Isadora no iba a poder crecer saludablemente en ella.

Cuando de pronto mi mamá tuvo una genial idea: el baño. Teniendo el microclima más tropical de la casa, el baño resulta ser el perfecto hábitat para el cuidado de las Masdevallias –y de las orquídeas en general- si eres un cultivador amateur, como yo. Desde que tengo a la mía ahí, no ha dejado de mostrarse saludable y feliz. 




Teniéndola en el baño, ya no hace falta preocuparse mucho por la orquídea. Basta con regarla una vez cada cinco días –con agua hervida, el cloro del agua del caño puede dañarla- y asegurarse de que haya una ventilación adecuada –es preciso que el baño tenga una ventanita que genere una corriente de aire mediana, de no ser así, creo que sería mejor no tenerla en él, pues el viento es un elemento fundamental para la supervivencia de este tipo de orquídeas.

Así que si estás comenzando a cuidar a una Masdevallia y no sabes dónde tenerla en tu casa: prueba el baño. Sin duda, es el hábitat perfecto para las orquídeas que inmigran a las grandes urbes.